Necesitan a los bárbaros

Qué aburridos los días estos de la Comunidad Autónoma que no hay que manifestarse contra algo o alguien.
A falta de enemigo externo, cuando más lejos, mejor, nos queda el vacío de la nada, de la nada cotidiana en que nadea esta Comunidad Autónoma.
Tal vez sea porque el crecimiento económico de las gruesas filas de la clase media que todos somos, dicen, lo amortigua casi todo, de momento. Dicen que Aragón "va bene" o, como decía aquella bruja entrañable, "viva la economía, sobre todo la mía".
Amen, pues.
Quedan, eso sí, menudencias como la necesaria al sistema capitalista y creciente flexibilidad laboral asociada a estructuales medidas de precarización, desregularización, empobrecimiento que afecta a un número escandaloso de jóvenes, mujeres, mayores.
Queda la creciente disociación de la colectividad, de la gente, en individuos con numerosos y cada vez más formales derechos, que pueden ejercer democráticamente desde la terminal de ordenador instalada en su domicilio, porque pronto no tendrá que salir de casa siquiera a votar, sólo a comprar muebles suecos, turistear en verde, procesionar flores y viandas a una virgen, vitorear a una sociedad anónima deportiva... en fín, cúlmenes civilizatorios como no los imaginó procer alguno de la Comunidad Autónoma, si es que alguna vez hemos tenido alguno... pues no.
Necesitan a los bárbaros. Seguro que pronto aparece alguno, que ya estamos a ecuador de Legislatura.
Las clases dominantes necesitan de los bárbaros, porque tienen una función social que desempeñar.