Now...
Now, is the winter of our discontent...
Veo una noticia en un presunto informativo de esos de la hora de la comida: en una importante localidad andaluza, el ayuntamiento ha sorteado algunas viviendas de protección oficial para personas muy empobrecidas. Algunas personas que no han sido favorecidas por la "diosa" fortuna, han "okupado" algunas de esas viviendas porque consideran que son ELLOS los que se las merecían más. Ahí está la cámara y el micrófono para recoger el testimonio: que no sé porqué a la Puri le ha tocado el piso, y no a mí, cuando soy yo quien más mierda come, más mierda es el agujero en el que vivo, y más mierda es la ropa que llevo. Así, la noticia no es la posibilidad de que algunas familias puedan acceder al constitucional derecho a una vivienda digna, sino que el Ayuntamiento amenaza a las familias que han ocupado viviendas, con desalojarlas mediante la policía.
Como estas informaciones no pretender informar de nada, sino de orientar políticamente a quien las ve, esto es, tienen un objetivo político, pues me mosqueé un poco porque, fíjate tú qué casualidad, el ayuntamiento de esta localidad está dirigido por comunistas de IU. Porque, claro, ya ves tú la gracia que hace que estos tan rojos y alternativos amenazen con desalojar con policía a okupas.
Ciertamente el periodismo en general, y el de investigación en particular, está mostrando notables progresos en lo que se refiere al nunca bien ponderado oficio de enmerdearlo todo, porque ya se sabe: si todo es una mierda, acudamos a los mierderos profesionales, que al menos ellos ya saben lo que hacen; que si todos los políticos son iguales, vamos a los políticos más profesionales, los de toda la vida, que el curriculum es un grado; que si todo es un chanchullo, resguardémonos a la sombra de los chanchulleadores mayores, que algo nos caerá. Porque, además, no es cierto que todo sea igual, que dé igual quién, cuándo, cómo, porqué. Ya sabemos que es su función social lo de enmerdar, simplificar, caricaturizar, confundir, interpretar, sesgar, al servicio de, a las órdenes de tal y tal empresa, de tal y tal negocio, que dista mucho de pretender servir a interés general alguno, ni siquiera a la de la mayoría de sus accionistas.
Esta es una de las patas de la brutal, militarista y reaccionaria ofensiva neocon (neoconservadora, disculpad snobismo): noticias que desinforman que, repetidas día a día, hora tras hora, resecan el cerebro y la dejan como a la cecina de cérvido el invernal viento de los Montes de Albarracín: para lo que usté quiera, señorito. Y luego nos reponen en la tele Los Santos inocentes, y mira qué malos que eran los señoritos.
Otro día hablamos de otras patas del neoconservadurismo de los dos partidos mayoritarios y de su proyecto de sociedad: la cultura que agilipolla, la educación que atocina, porque dan mucha gracia, en serio.
Es el invernal viento éste, que lo reseca todo.
Con lo que a mí me gusta el inverno.
3 comentarios
Anónimo -
¿Qué dice Tausiets a esto?
Elvira -
A -
y que me quiere
no me va a perdonar
que me distraiga'