Blogia
"El Blogoximoron de Mijaíl"

cIUdad

AVE rich!

AVE rich!

Vuelven las plataformas ciudadanas, esta vez para lo de los billetes del AVE, y éstas sí son las plataformas que gustan a los poderes económicos, porque son las que piden más madera, que es la guerra: se nota en el benigno trato dado por las empresas que gestionan la información en estos pagos. Porque no piden mejores servicios, mejores estaciones, trenes convencionales, trenes regionales, trenes de cercancías, ordenación del territorio planificada, vertebración de la Comunidad, no. Piden que haya abonos por un servicio de AVE que no es AVE. Piden que se nos mienta, como en Jonhy Guitar, aunque sepamos de la mentira, y mejor con una rebajita. No piden por el escándalo de la ausencia de una estación central de autobuses digna de tal nombre, a modo y semejanza de las que disfrutan desdes hace tiempo en Teruel primero, y en Huesca, después, porque en los autobuses ya sólo viajan (viajamos) los de clases sociales bajas. Piden contra los agravios comparativos, pero los agravios de los de arriba, porque sus agravios comparativos sí que son un hecho diferencial aragonés, sin duda. Estas plataformas son las que tienen futuro: ¡hala pues! ¡Viva el mal, viva el capital!

Civismo

Civismo

Es duro ejercer la ciudadanía, como ejercicio de civismo responsable y comprometido. Tremenda responsabilidad ésta cuando ya casi han conseguido que olvidemos su significado, con el capitalismo en ofensiva, o neoliberalismo, para el cual no somos sino “consumidores”, y ya saben, al consumo, al diosito mercado, no le pone puertas ni la coalición postelectoral más socialdemócrata. Es duro en casos como el de los ultrajes semanales al Parque Grande de Zaragoza, para el que se nos receta “concienciación” y “civismo”, individuales, por supuesto, no sea que nos dé por asociarnos, por denunciar a las autoridades incompetentes, y montemos un pollo urbano que no veas. Civismo privado, de autoconsumo, como la moral, sin relacionar con la sociedad, sin compromiso colectivo. Civismo de escaparate, burgués, inútil.

Fulgor imperial

Fulgor imperial

No hay muralla, aunque sus romanas piedras campen doquiera se mire.
Incluso tras actual proletario revestimiento, puede aparecer la sorpresa de un blanco sillar bien trabajado.
Emociona pensar el lugar que ocupaba en el conjunto defensivo que el Imperio tardío tuvo que levantar en esta ciudad cuando ya no podía imponer por más tiempo su ley de más fuerte, asumiendo que le tocaba protegerse de quienes querían tomar algo de ese fulgor imperial que se cimentaba, como todos los fulgores imperiales de la historia, en la miseria y la sobreexplotación de unas relaciones laborales flexibilizadas hasta el grado del esclavismo.
Murallas para defender la civilización de bárbaros, invasores, salvajes, porque ya saben que en nuestros libros de historia los bárbaros, invasores, salvajes, son siempre los otros, los que no somos nosotros, porque la nuestra es considerada la civilización por antonomasia, perfectamente legitimada para invadir, someter, avasallar, destruir, apropiarse, esclavizar, a otras civilizaciones menos afortunadas, menos señaladas por el dedo del desarrollo económico-militar.
Todo eso asienta el fulgor imperial, tanto el del pasado, como el del presente.
Fulgor imperial alojado ahora es una humildísima vivienda del Coso bajo zaragozano, visible con sólo bajar un poco la vista, un poco antes de llegar al Millán a por vermú, boquerones y olivas.
Es gratis, de momento, la contemplación de estos sillares.
A pocos metros de la domus también romana entre las actuales calles San Agustín y Olleta, que sigue durmiendo el sueño de los restos arqueológicos sin administración que los ampare.