IKEA boy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vecinos de Torrero denuncian la actitud comprensiva del Ayuntamiento para con "Puerto Venecia" y los accesos al campo de concentración de consumidores de la multinacional IKEA, con argumentos más que interesantes como para pararse a pensar un momento (entre partido de fútbol y partido de fútbol, porque no es verdad que todos los partidos sean iguales), poniendo así un contrapunto interesante, y discordante, con la fomentada expectación ante una nueva gran superficie comercial multinacional que abrirá, casualmente, en medio de la campaña electoral del próximo mayo.

 

Luego habrá tiempo para "hacernos el sueco" consumiendo (o no) sus productos, pero me voy a permitir introducir algunas cuestiones al respecto:

"Productos de diseño": que yo sepa, todos lo son.

"Productos de calidad": si quieren vender, deberían tenerla.

"Servicio y atención": debería decirse "¡atención al servicio!", porque si son productos buenos (por comprobar), si son productos baratos (por comprobar), es de aquí de donde "cogen cacho", "maximizan beneficios", "optimizan recursos", o como decían los antiguos, "te roban más", dedicando poco o nada en formación del personal, con condiciones laborales precarias y terroristas, salarios decimonónicos, etc.

"Te los llevas y te los montas tú mismo": ellos se lo ahorran y encima, les das las gracias.

 

Como con otras experiencias empresariales ya padecidas por numerosas personas, la fuerza y el poder de la imagen de marca de esta multinacional, contruida a base de millones de euros invertidos en publicidad positiva, ha conseguido que el consumo, el desarrollo urbanístico desordenado, el fomento del vehículo privado a motor de explosión, el individualismo de la "República Independiente de mi Casa", implanten un nuevo espacio en esta ciudad de cuyo nombre no quiero acordarme.

 

Continuará.